En un solemne acto celebrado este miércoles, 2 de julio, en la sede del Il·lustre Col·legi de l’Advocacia de Barcelona (ICAB), el decano del Colegio, D. Jesús Sánchez García, ha impuesto la Medalla de Honor del Colegio a los abogados Mònica Santiago y Baltasar Garzón, en reconocimiento a su meritoria e incansable labor para conseguir la liberación de Fátima Ofkir, condenada a cadena perpetua en el Sultanato de Omán tras un proceso judicial carente de garantías.
“El trabajo desinteresado y altruista de Mònica Santiago y Baltasar Garzón, junto con la gran dedicación y empeño del empresario Antonio Sagnier, son ejemplo vivo de cómo la abogacía puede y debe servir para avanzar en la defensa de los derechos humanos”, declaró el decano durante la ceremonia de entrega. “Hoy premiamos no solo un resultado excepcional, sino la pasión, el tesón y el optimismo inquebrantable de un gran equipo, que ha logrado uno de los grandes objetivos de la abogacía: las segundas oportunidades”.
Un objetivo casi imposible
Hace siete años, cuando parecía una misión imposible, la letrada Mònica Santiago, directora ejecutiva de Vosseler Abogados, se puso al frente de un caso tan complejo como arriesgado. Con una estrategia jurídica rigurosa y una campaña de sensibilización internacional, consiguió implicar a organizaciones de derechos humanos, medios de comunicación y autoridades diplomáticas, logrando finalmente el indulto que devolvió la libertad a Ofkir.
Baltasar Garzón, por su parte, resaltó el trabajo conjunto que calificó de “muy interesante y productivo”, el apoyo de Antonio Sagnier, y el “papel relevante” del Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. ”Y también el apoyo de muchas personas y entidades como la comunidad islámica -apuntó Garzón-. Conseguimos algo que, quizás, no debería haberse producido”, señaló el conocido letrado.
Para Mònica Santiago, “este reconocimiento es un homenaje a todas las víctimas de sistemas legales opacos y a quienes luchan sin descanso por restituir la dignidad humana.” “Nuestro compromiso con la justicia social no termina aquí –aseguró Santiago-. Esta medalla nos impulsa a seguir trabajando para que no haya ni un solo caso olvidado”.
En su intervención, el empresario Antonio Sagnier reconoció que «no había sido un trabajo fácil», pero que «la ilusión y empuje de Mònica nos permitió formar un buen equipo y culminar un proyecto muy bonito, y a través del cual hemos establecido una amistad para toda la vida».
Con esta distinción, el ICAB subraya su firme apuesta por una abogacía comprometida con la libertad y la justicia universal, y felicita a Mònica Santiago y Baltasar Garzón por haber demostrado que los juristas, más allá de litigadores, pueden ser auténticos agentes de cambio social.